El Ayuntamiento de Huete y la Asociación Cultural Ciudad de Huete han coordinado esfuerzos para devolver el sonido a la Torre y planificar una actuación integral en el caso de conseguir financiación de fondos europeos.
A su vez, y aprovechando el inicio de las fiestas, el Ayuntamiento ha recuperado la iluminación frontal de la misma que se perdió con el antiguo centro de mayores.
Después de varios años en silencio, una de las torres de reloj más emblemáticas de la región vuelve a marcar el ritmo de los ciudadanos de Huete. La Asociación Cultural Ciudad de Huete, en coordinación con el Ayuntamiento que ha efectuado una cesión temporal del inmueble, ha iniciado un expediente de subvención en el CEDER Alcarria Conquense, y ha contactado con un campanero profesional para instalar un electro-mazo nuevo y realizar los ajustes necesarios para la sujeción de la campana. También se ha separado de la campana el mazo antiguo, que no permitía la correcta vibración de la campana, apagando su sonoridad.
El toque de campanas se puso en marcha el día 17 de septiembre con la instalación del electro-mazo y nuevo sistema, y tendrá un horario de 9:00 a 23:00 horas, con el fin de cumplir con la normativa de ruidos.
Para completar la actuación se está planteando la posibilidad de acometer una intervención integral en la torre, siempre dependiendo de la resolución favorable del expediente solicitado por la Asociación Cultural Ciudad de Huete al CEDER.
Información de la Torre del Reloj elaborada por la Asociación Cultural Ciudad de Huete:
La campana tiene 88 centímetros de diámetro y está afinada en la nota musical sol. En las operaciones realizadas, se ha comprobado que, aunque la campana tiene una inscripción con letras góticas, no es tan antigua como se creía. Fue fundida en el año 1810, poco después de terminar la construcción de la torre. Ha sido difícil de averiguar la fecha porque en la inscripción se alternan los números con diferentes símbolos. En la inscripción también se recoge el nombre de la campana, que se llama “Jesús, María y José”. Por otro lado, bajo la inscripción hay una serie de relieves en los que aparecen, entre otros, San Jorge matando al dragón y la Virgen acogiendo almas.
Huete tuvo reloj municipal desde la Edad Media, primero en el torreón de muralla de la cuesta del Mercado y desde el siglo XVII en el lugar actual. La torre del siglo XVII estaba en ruinas a mediados del siglo XVIII y el Ayuntamiento se decidió a construir una nueva.
La torre actual fue diseñada por Fernando López, arquitecto de la ciudad de Cuenca (Francisco de Toledo, solamente fue el constructor). Este artista visita Huete en 1794, examinó la torre vieja y dijo que “está demolida la mayor parte”, por lo que consideró “indispensable construir nueva torre con la seguridad y permanencia que requiere, y en el propio sitio que primero estuvo colocado el relox, que es en la plaza publica contiguo a las casas consistoriales y calle que tiene el mejor aspecto de la población para lo cual formara plano, alzado, perfil y condiciones con el taso de su costo y todo lo entregara a su devido tiempo luego que lo forme en dicha ciudad de Cuenca, donde para este fin se regresa”. Para el 20 de enero de 1795 ya tenía terminado el proyecto.
El coste de la construcción de la torre fue 45.259 reales, sin contar la maquinaria y la campana. Sin duda, la torre del Reloj de Huete es una obra magistral de este periodo de transición entre el Barroco y el Neoclasicismo. Por un lado, incorpora elementos académicos como los frontones triangulares, al tiempo que se elimina cualquier tipo de ornato innecesario. Sin embargo, todavía pervive la esencia del Barroco tardío en su estructura cóncavo-convexa, muy utilizada en este periodo en balcones de palacios como el de los Chacón o en el monasterio de la Merced.
Desde el Ayuntamiento de Huete agradecemos a la Asociación Cultural Ciudad de Huete su iniciativa de protección y difusión del patrimonio, y en este caso de la Torre del Reloj, que permite incrementar las inversiones destinadas a conservación de nuestro patrimonio y a la sensibilización de la población sobre el mismo.