El próximo sábado 4 de marzo a las 12:00 horas se inaugura la exposición temporal sobre Benito Pérez Galdós, y comisariada por Publio López Mondéjar, en el Museo de Fotografía de la Fundación Antonio Pérez, en Huete.
Aquí dejamos texto explicativo del comisario de esta exposición:
En alguna ocasión nos dejó dicho Azorín, que Benito Pérez Galdós (1843-1920), fue el único escritor español capaz de realizar la obra hercúlea de revelar España a los españoles: “En más de cien volúmenes ha conseguido que despierte España y adquiera conciencia de sí misma”. Durante décadas, los españoles de varias generaciones aprendieron a leer en sus libros, y hallaron en su conducta un espejo moral en que contemplarse. “Casi puedo decir —escribió Vicente Aleixandre—, que aprendí a leer con Galdós. Primero, de niño, con los Episodios Nacionales. Luego fueron las novelas sorbidas con hechizo hasta el agotamiento. De tal modo, que a los dieciséis y diecisiete años yo conocía minuciosamente la obra de Galdós, viva para mí como un bulto que no ha menguado desde entonces”. El gran poeta recordaba que un día, almorzando en una taberna madrileña con Federico García Lorca, se descubrieron ambos apasionados admiradores de Galdós. “¡En aquella época!” Y la maestría narrativa del gran escritor, el alto aliento moral que late en sus obras, su ejemplo personal de misericordia y tolerancia, de respeto por las ideas de los demás, continúan deslumbrando a los públicos lectores de hoy. “Galdós —ha escrito Antonio Muñoz Molina— siempre sorprende porque es mejor todavía de lo que uno recordaba. Y quizás ahora estamos en condiciones de comprender mejor su pesadumbre por la áspera intransigencia española, por la terrible facilidad para eliminar los matices entre el blanco y el negro, para dividirlo todo entre ortodoxia y herejía y llamar traición a la templanza”.
Pérez Galdós no fue sólo el más alto narrador español desde Cervantes, el más popular y querido por sus lectores. Fue también un brillante periodista, colaborador de diversas publicaciones españolas y americanas; director del más importante diario de los días del reinado de Amadeo de Saboya; dibujante y pintor notable; crítico y cronista musical desde que llegó a Madrid, en 1862. Fue también un referente intelectual y moral, la persona sabia e indulgente, que nos dio a conocer las plurales tierras de España; un observador clarividente de las malandanzas históricas de nuestro país, no sólo de su tiempo, sino de los días más alejados de los confines de su propia memoria.